La Roca de Nuestra Vida
Índice
- PRÓLOGO POR ÁLEX AKIBA CARAMADA
- PRÓLOGO DEL AUTOR
- Capítulo 1: LAS RAÍCES DE LA EXPIACIÓN
- 1.1 En busca de las raíces
- 1.2 En busca de la gracia
- 1.3 Una señal de muerte y vida
- 1.4 La expiación más allá del pshat
- 1.5 Las palmas horadadas del Mesías
- 1.6 El nombre Vayikrá
- 1.7 Orar en el nombre del Mesías
- 1.8 La Palabra se hizo carne
- Capítulo 2: Y PUSO SU TIENDA ENTRE NOSOTROS
- 2.1 La construcción del Tabernáculo
- 2.2 El modelo del Santuario
- 2.3 Un viaje hacia nuestro interior
- Capítulo 3: EL MESÍAS NUESTRO KORBÁN
- 3:1 ¿Por qué un sacrificio Asham?
- 3.2 Acercando los Cielos a la tierra
- 3.3 El Séder del Mesías
- 3.4 Tikúny Seudat Mashíaj
- 3.5 Séderdel Mesías
Prólogo
Por Álex-Akiba Caramada
Qué función ha de desempeñar un prólogo y cuál debe ser el criterio a la hora de introducir un libro? Ante todo, debemos tener claro nuestro objetivo, pues cuando alguien toma la decisión, no siempre afortunada, de poner por escrito sus pensamientos, sus inquietudes o simplemente sus conocimientos, debe hacerlo siempre con la intención altruista de compartir con otros un bien.
Si estuviese presentando un libro sobre matemáticas o alguna otra ciencia donde la exactitud constituye la norma, podría pensar que, si bien no está al alcance del promedio, para aquel sesgo de ciudadanía avocada a las fórmulas y números supondría una ocasión propicia de acrecentar su saber.
Pero ¿qué ocurre cuando nos hallamos ante un libro de filosofía y pensamiento? De algo tan etéreo y subjetivo como la interpretación bíblica, pues de todos es sabido que, en temas de espiritualidad, dos y dos no suman cuatro, pues para algunos serán tres y para otros cinco.
Desde mi punto de vista, este tipo de publicaciones no debe aspirar a ser un simple altavoz de las ideas, como aquel que se vacía de sus propias reflexiones a la espera de que alguien las escuche y, con un poco de suerte, que alguno las comparta. En mi opinión, cualquier libro en general y los de esta temática en particular, debe gestarse pensando en el potencial lector como un verdadero interlocutor y sujeto primario en torno al cual habrán de girar cada uno de sus razonamientos.
Y estas reflexiones no están exentas de cándido optimismo, pues en la mayoría de los casos, el lector desembarca en el libro ya pertrechado “de armas y bagajes”, añadiéndole ese prefacio no escrito de sus propias vivencias y experiencia religiosa. Y, como aquel que acude a un cajón de sastre, busca entre sus páginas aquello que le puede ser de utilidad para afianzar y, en cierta medida, justificar las ideas que ya tiene; y tan sólo en contadas ocasiones le concede a ese nuevo conocimiento la oportunidad de cambiar para bien sus ya preconcebidos roles.
Para nadie es un secreto que una ingente cantidad de información se encuentra ya globalizada y casi universalmente asequible. Por ello, son más los que prefieren ir de aca para allá como la abeja, de flor en flor, que pertenecer al ya casi extinto club de los lectores coherentes y comprometidos. En la nube no se pagan cuotas de socio, no hay contratos de permanencia, ni se exige fidelidad alguna. Si usted desea “construir una casa” (permítame la conocida metáfora) basándose en estos principios, descubrirá al terminarla que su planta era gótica, su primer piso románico y su remate algo así como art nouveau. Por eso, no se extrañe mucho si algún día toda esa obra de bizarro eclecticismo se le derrumba de repente con sonoro estrépito.
Y a estas alturas del prólogo debo, o más bien necesito, citar a nuestros rabinos, con una de esas frases que recuerdo de mi infancia y ¿de qué mejor lugar que del Pirké Abot? Trayendo una mishná que con tanta y tan juiciosa sabiduría nos enseña: “Que tu casa sea un lugar de reunión para los sabios, siéntate en el polvo de sus pies y bebe con sed de sus palabras” (ídem pérek 1, mishná 4).
Querido lector ¿tiene usted deseos de aprender? ¡Que grande y noble aspiración! Añada a su propósito humildad y compromiso, pague un precio justo a la persona que le instruye y conseguirá unas metas que jamás van a defraudarle.
Le rogaría que entrase con receptividad en las páginas de este libro, guardando por un instante sus ideas preconcebidas y sobre todo disfrutando de sus enseñanzas, pues me consta que ha sido escrito con nivel y conocimiento, pero, sobre todo…que ha sido hecho con amor.
7 adar 80, Parashat Vayikrá
Extracto de capítulo 3
Exilio y Seudat Mashíaj
Y es en este contexto espiritual en el que debemos situar nuestra celebración de Seudat Mashíaj, pues los Escritos nos enseñan que la observancia de este precepto quedó circunscrita a un periodo concreto de la Historia: el comprendido entre la muerte del Mesías y Su regreso, como fue dicho: “Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga” (1 Corintios 11:26). Y este lapso habría de discurrir a través de un tiempo de dura גלות galut (exilio), tanto en lo físico como en lo espiritual, siendo el citado “endurecimiento en parte” su aspecto característico, por lo cual Israel “aún hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo (מסוה masvé)1 está puesto sobre el corazón de ellos” (2 Corintios 3:15) trayendo ocultamiento de la luz del Mesías. Y esta situación, ya de por sí poco halagüeña, se iría agravando hasta llegar a lo que Shaúl denominó “la plenitud de los gentiles (מלא הגוים meló hagoim)” (Romanos 11:25), un infausto periodo de la Historia en el que las naciones intentarán marcar la deriva espiritual del mundo al margen de Israel y su Torá.2
Y esto se correspondería con lo que los Sabios denominaron: “la bajeza del exilio” (מזילותא דגלותא Miziluta DeGaluta) (Babá Metsiá 85a), y el Tanaj (Biblia) designa: “Una nación en la tierra” (2 Samuel/Shmuel 7:23);3 como también se declara: “Pero ahora la gloria (הכבוד hakavod) se halla en el exilio (גלות galut), pues lo esencial (עקר ikar) de la gloria emana (אצל étsel) a los gentiles; mientras que nosotros, los Hijos de Israel, estamos (Dios no lo permita) caídos y denigrados” (Likutei Moharán 14:2). Y que “lo esencial de la gloria” emane hacia las gentiles y no hacia Israel ha dado lugar (Dios nos libre) al llamado “erudito demonio judío” ( DYMLT YRWHY DÖ OKT talmid jaján shed yehudí), como versa: “Cuando la Presencia Divina, que es conocida como Torá Oral ( תורה שבעל פה Torá shebéal pe) entra en el «erudito demonio judío», es llamada el «exilio de la Shejiná» ( גלות השכינה galut haShejiná) (entonces) tiene boca para decir palabras arrogantes contra el tsadik, con soberbia y desprecio” (ídem 12:1). Y este es sin duda el trasfondo espiritual de todos aquellos presuntos estudiosos de la Torá que intentan (Dios no lo permita) denigrar públicamente a Yeshúa y a Sus enseñanzas. Y esta realidad adquiere especial sentido cuando la herramienta usada para tal fin es el Talmud, “pues תלמוד Talmud tiene el mismo valor numérico (480) que la klipá llamada לילית Lilit. Así pues, el Talmud (empleado correctamente) puede subyugar dicha klipá, pero (usado de forma incorrecta, puede) hacer que la persona quede subyugada a ella” (ídem I, 214).
Y esto daría aciago cumplimiento a las palabras de los profetas “Los pastores no saben entender, todos ellos siguen sus propios caminos» (Isaías/Yeshayá 56:11). Y «ellos, los pastores» son esos demonios y conducen a la persona al Guehinam, (y) no conocen saciedad, como fue dicho (Proverbios/Mishlé 30:15): «La sanguijuela tiene dos hijas: hav, hav» […] ¿Y todo esto quién lo provoca? Porque no se santificaron en esa unión como es debido. Y a esto se refiere lo escrito (Levítico/Vayikrá 19:2): «Santos seréis, pues Yo soy santo, el Eterno» (Zohar Kedoshim 80a y b).
Y esta es sin duda una regla de universal cumplimiento: si un supuesto jajam insulta (Dios no lo permita) públicamente a Aquel que aún estando en Su agonía dijo: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas/Nakai 23:34), sepa usted de seguro que no lo hace “en aras del Cielo”, y que de cierto hay en él pecados ocultos, conforme a lo dicho: “porque no se santificaron en esa unión como es debido”. Y usted, querido lector, bien haría en alejarse del tal, pues él solo desea su apostasía, que se aparte de Aquel que dio Su vida por usted, y no porque su situación espiritual le importe en absoluto, pues usted tan sólo significa para él otra “muesca en su revólver”, ya que este tipo de personas “no conocen saciedad”, y nunca dejaran de decir “hav, hav” en lo que concierne a su propio ego y prestigio personal.
La salvación de los gentiles
Volvamos a la citada enseñanza de Shaúl hashalíaj, como se declara: “Pero por su transgresión vino la salvación de los gentiles” (Romanos 11:11). Y esto no es fácil de entender pues ¿acaso era necesario que Israel rechazase al Mesías para que las naciones Lo pudiesen recibir? ¿No podían haber creído los dos? La Guemará nos declara: “Si lo merecen (el Mesías vendrá) «con las nubes del Cielo» (Daniel 7:13), si no, «montado sobre un asno» (Zacarías/Zerjayá 9:9) (Sanhedrín 98a). De esta forma, los Sabios conciliaron los dos “modelos de venida” anunciadas por los profetas, si bien “con las nubes del Cielo” hubiera supuesto una revelación desde el grado de la santidad, pues esta fue la forma en como la Torá fue dada a Israel (véase Éxodo/Shemot 24:16) y como la Presencia Divina (שכינה Shejiná) acompañó al pueblo en el desierto,4 y también la forma en como Ésta le hablaba a Moisés.5 Y esto constituyó ya de por sí una revelación del Mashíaj, pues “nubes del Cielo» se refiere al rey Mesías” (Zohar Toledot 145b).
Por su lado, “Montado sobre un asno” supondría una manifestación del Mesías desde el ámbito de la klipá de las naciones, llamada חמור jamor y אתנות atonot” (pollino y asna) (véase Zohar Vayejí 238a). Y esto iba a resultar determinante para la conversión de los paganos, pues las naciones carecían del nivel espiritual requerido para recibir a un Mesías revelado desde la santidad de “las nubes del Cielo”, pero si eran capaces de asumirlo desde la klipá de “pollino hijo de asna”, justo al revés que Israel. Y en esto consistiría el llamado “endurecimiento en parte”, en la imposibilidad de Israel de reconocer al Mesías en el que creen los gentiles al ser Éste presentado desde el grado de la klipá, un contexto del todo extraño a la descendencia de Ya’akob. Y aquí podríamos citar el conocido midrash donde un pastor debía conducir el rebaño a través de un río a la vez que un expectante lobo aguardaba tan sensible situación para atacar a las ovejas ¿Qué hizo el pastor? Puso a un fuerte macho cabrío a lidiar con el lobo mientras el más vulnerable rebaño cruzaba el torrente, recuperándolo (si bien con alguna que otra mordedura) después de efectuado el paso de las ovejas.
La conexión de las tribus
Redundando sobre estas realidades espirituales, citaremos la siguiente enseñanza de los Sabios: “En este Templo (de Arriba) hay doce entradas, de acuerdo con el número de las tribus de Israel. En una entrada está escrito: Reubén, en otra Shimón […] Las entradas únicamente aceptan a aquel que pertenece a la tribu que está marcada sobre ellas, y de este modo, cada uno es identificado” (Zohar Shelaj Lejá 17b). Estas palabras sin duda esconden secretos muy elevados, pues aquí se nos dice que la plegaría de cada tribu tiene su puerta correspondiente en el Cielo. Y esto se relacionaría también con los doce senderos abiertos en el mar Rojo (סוף ים Yam Suf) al paso de los Hijos de Israel, uno para cada tribu, como fue dicho: “Al que hendió el Yam Suf en senderos (יגזרים guezarim) ilimitados en Su gracia (jésed)” (Salmos/Tehilim 136:13, véase Pirké DeRabí Eliezer 42:2).
Los doce senderos con el nombre de cada tribu.6
Vemos como la oración de las tribus asciende por conductos separados, y como su redención también discurrió por vías independientes, pero, además, su teshubá (retorno) y su lamento por el Mesías también se dará de forma individual en cada familia, como se declara: “Y me mirarán a Mí, a quien traspasaron. Y se lamentarán por Él, como quien llora por unigénito, llorarán por Él, como se llora por un primogénito […] lamentará la tierra, cada familia y familia aparte (לבד lebed) (Zacarías/Zejariá 12:10 y 12).
La citada enseñanza del Zohar nos hablaba de la existencia de doce puestas en el Templo Celestial, cada una de ellas destinada a recibir las plegarias de una tribu de Israel. En espíritu similar, hallamos en los Escritos esta otra enseñanza, como versa: “Tenía un muro alto con doce puertas, y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las de las doce tribus de los Hijos de Israel” (Revelación/Jizayón 21:12). Y añade: “Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y en ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero” (ídem 21:14).
En el apdo. 1:5 tuvimos ocasión de hablar sobre la labor mediadora del Mesías en nuestras oraciones. Al respecto, recogíamos la enseñanza: “Cada persona debe unir7 sus tefilot al tsadik de la generación (צדיק הדור Tsadik Hador), porque el tsadik conoce como correlacionar los portales con la oración de cada uno, y elevar cada plegaria al lugar adecuado” (Likutei Moharán 9:4). Ya’akob fue el padre de las doce tribus, en este sentido, él era la “raíz espiritual” de la que todos procedían y a la que estaban unidos. Aquí el patriarca se asimilaría a la figura del Tsadik, quien es capaz de “identificar cada tribu” para conducir sus oraciones por el canal apropiado.
Los Escritos nos declaran que Yeshúa escogió doce discípulos a los que llamó apóstoles (שליחים shelijim) (véase, entre otros, Marcos/Tadai 3:14). Esta acción iría mucho más allá del ámbito organizativo, pues sus implicaciones espirituales debían alcanzar al conjunto de las doce tribus de Israel. Yeshúa, como Tsadik/Mesías contiene en Su interior todas las plegarias de Israel, pues משיח Mashíaj se relaciona con משיח masíaj (hablar, conversar)8 (véase Likutei Moharán 9:4). Y estos doce sheliajim se hallarían vinculados con los doce canales por los que ascienden las plegarias de las tribus, y también de las doce las vías por las que se encaminarían los pasos de cada tribu hacia la גאולה שלמה Gueulá Shelemá (redención completa) en Mashíaj, pues “doce” alude al Nombre del Santo, Bendito sea, ya que h-l-h-y son cuatro letras y veinticuatro permutaciones, mas, como se dijo, por haber dos letras ה He, cuya permutación es la misma, dicho número debe ser dividido por dos (Gra), pues “el Templo y el nombre del Mesías9 son nombrados con el Nombre h-y-h-l” (Zohar Ekev 279b).
El canal desconectado
Y éste hubiera sido el modo en cómo las doce tribus de Israel hubiesen alcanzado la Redención a través de su apego al Mesías, pero ¿qué ocurrió tras el rechazo? Como se dijo, la no aceptación de Yeshúa por el Gran Sanhedrín, hizo caer esta revelación en un estado de exilio. Pero existe otro suceso que precedió al ya mencionado, como versa: “Entonces Judas Iscariote, uno de los doce […] buscaba la ocasión propicia para traicionar a Yeshúa” (Mateo/Matai 26:14 y 16). Y aquí vemos como uno de estos “doce canales” ya se había cerrado incluso antes de que el Maestro hiciese Su entrada en Jerusalén (véase ídem 21:9 y 10). Y ¿de qué conducto en particular estamos hablando? Todos los shelijim (apóstoles) de Yeshúa eran galileos, a excepción de uno: Judas. No es casualidad que su nombre יהודה Yehudá coincidiese con la principal de las tribus, precisamente de aquella de la que habría de venir el Mesías. Incluso “Iscariote” (איש קריות Ish Keriot) es el toponímico de una población de la región de Judea: קריות keriot, 10 (la actual Karyeten o Kratiyá) situada al sur de Hebrón.11
Y todos estos sucesos provocaron que «el Reino de los Cielos» cayera en el exilio, «pues ella (la Maljut) se denomina «Reino de los Cielos» (Zohar Tsav 29b, véase ídem Sheminí 37b), dando cumplimiento a lo dicho: “El Justo (en referencia al Yesod) ha perdido» (Isaías/Yeshayá 57:1) […] (pues) se apartó de Él su pareja, que es la Congregación de Israel (en alusión a Maljut) […] (y) respecto al tiempo futuro está escrito (Zacarías/Zerjayá 9:9, véase Zohar Pinjás 239a): […] «He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador (montado en un pollino)» (Zohar Bo 57b), esto es, el Mesías no habría de revelarse desde “las nubes del Cielo” (véase Zohar Toledot 145b) sino desde la klipá de las naciones, como ya se dijo.
Pero incluso en el exilio, el Santo, Bendito sea, prodiga amor y cuidado a Su pueblo, como fue dicho: “He celado a Sión con gran celo” (Zacarías/Zejariá 8:2), y sigue exclamando: “Volveos a Mí y Yo me volveré a vosotros” (ídem 1:3), pues el Eterno nos brinda en Su Mesías perdón, redención, salvación y elevación espiritual y esto conforme a lo escrito: “Y Moisés tomó el Tabernáculo y lo plantó para él fuera del campamento, lejos (רחק rejek) del campamento y lo lamó el Tabernáculo de la cita (אהל מועד Ohel Moed)” (Éxodo/Shemot 33:7). Al igual que en su día pasare con el Mishkán, ahora el Mesías Yeshúa se halla “fuera del campamento”, ya que, a consecuencia del rechazo de Israel, es visto como “un leproso a las puestas de Roma” (Sanhedrín 98a). Pero Él sigue siendo para usted “la Tienda de la cita”, pues le sigue esperando, para darle a conocer “un amor que excede a todo conocimiento, para que sea lleno de toda plenitud de Dios” (sobre Efesios 3:18).
El profeta Elías
Y no podemos concluir el tema del rechazo del Mesías sin tener una reflexión sobre el personaje que habrá de ser el heraldo de Su venida, como versa: “He aquí envío Mi mensajero, el cual preparará camino delante de Mí”, y añade: “He aquí que os mandaré a Elías […] Y hará volver los corazones de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres, para que Yo no venga a herir la tierra con mayor destrucción” (Malaquias/Malají 3:1, 2 y 24). Las fuentes rabínicas sobreabundan sobre las implicaciones del profeta Elías en el advenimiento de la Gueulá, pues él habría de “preparar camino” al Mesías. La expresión פנה piná (preparará) posee la acepción12 de disponer un lugar para ser ocupado, como en el pasuk: “Por qué estás de pie afuera? Yo preparé (פניתי piniti) la casa” (Génesis/Bereshit 24:31). Y volveremos a encontrar dicha expresión en otro anuncio sobre este evento, como versa: “Voz del que clama en el desierto, preparad (פנו panú) camino al Eterno […] Todo valle será levantado y todo monte y colina serán rebajados, y será el terreno escabroso como llano, y los abruptos como llanura” (Isaías/Yeshayá 40:3 y 4). También llama nuestra atención que dicho vocablo sea empleado en la famosa profecía mesiánica: “La piedra que desecharon los constructores, ha venido a ser la cabeza del ángulo (פנה piná)” (Salmos/Tehilim 118:22).
A tenor de lo expuesto, la labor del profeta Elías implicaría un multitudinario llamado al arrepentimiento destinado a que la venida del Mesías se halle precedida de un retorno masivo del pueblo de Israel a la Torá. Siendo así, la manifestación del Rey Mesías constituirá un evento de gozo y regocijo y no de juicio, como se dijo: “para que Yo no venga a herir la tierra con mayor destrucción”. El profeta Elías deberá “levantar” al apocado y al de ánimo endeble a la vez que “rebajar” al orgulloso y al altivo; y esta labor será llevada a cabo en medio del árido “desierto” de la generación de “los talones del Mesías” ( עקבות משיחא Ikbot Meshijá), que es una generación extremadamente baja.13
Yojanán Hamatvil
Al ahondar en el tema del rechazo del Mesías, debemos también plantearnos cuál fue el papel concreto desempeñado por “Elías” en cumplimiento a lo anunciado por los profetas, y esta misión nos retrotrae directamente a un singular personaje mencionado en los Escritos: Juan el bautista (Yojanán Hamatvil). Resulta significativo como al leer una Biblia que conste de Antiguo y Nuevo Testamento, se puede pasar con solución de continuidad de las palabras “He aquí Yo os enviaré al profeta Elías…” (Malaquías/Malají 4:5 y 6)14 a estas otras. “En aquellos días se presentó Juan el bautista predicando en el desierto de Judea” (Mateo/Matai 3:1), pues los Escritos identifican al personaje con el “profeta Elías” (véanse ídem 3:3, Juan/Yojanán 1:23), circunstancia que fue refrendada por las mismas palabras de Yeshúa, Quién afirmó de él: “Este es aquel de quien está escrito: «He aquí que envío Mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará Tu camino delante de Ti» (Lucas/Nakai 7:27).
Al examinar la misión del personaje con la perspectiva que nos ofrece la Historia, cabría preguntarse: ¿hasta qué punto cumplió con el rol profético asignado a Elías? A este respecto, nos parece relevante citar la siguiente enseñanza: “Si eres capaz de reconocer este secreto, sabrás que Elías ya ha venido, que ha vuelto el corazón del padre al hijo, y el corazón del hijo al padre” (Séfer Or Haséjel, jélek pe, einán he, simán lámed). No deja de ser significativo que el gran sabio mekubal Abulafia coincidiese en suafirmación con las palabras de Yeshúa: “Pues Yo os digo que Elías ya ha venido y no le conocieron” (Mateo/Matai 17:12).
Seguimos leyendo en los Escritos que Yojanán se retiró a una zona despoblada de Judea junto al río Jordán (Yardén) y allí exhortaba al pueblo “diciendo: Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado” (Mateo/Matai 3:2). Este llamado a la teshubá (retorno) iría muy en línea con lo anunciado por los profetas, lo que unido al calado de su mensaje entre los eruditos y las clases dirigentes (véase ídem 3.7) nos llevaría a reconocer el éxito e su misión. No obstante, el mismo texto nos describe el corto recorrido de su área de influencia, como versa: “Y acudían a él desde Jerusalén, de toda la Judea, y de toda la región de alrededor del Jordán” (ídem 3:5). Y esto no deja de ser paradójico, pues su pariente Yeshúa situó lo principal de Su ministerio en la región de Galilea (Galil) (véase ídem 4:12 y 13), viajando a Judea tan sólo puntualmente, casi siempre con motivo de alguna festividad que implicase Su subida a Jerusalén. Si, a la manera de Elías, Yojanán estaba preparando el camino al Mesías ¿no hubiese sido más lógico que lo hiciese en la misma área de influencia? Es más, mientras que en Galilea Yeshúa era seguido por multitudes, en Judea fue visto con cierto resquemor, muy especialmente entre las castas dirigentes, como nos ilustra el texto: “Y le seguía mucha gente (1) de Galilea, (2) de Decápolis, (3) de Jerusalén, (4) de Judea y (5) del otro lado del Jordán” (ídem 4:25), donde se aprecia que el área geográfica de Yojanán el bautista ocupa las últimas posiciones entre los adeptos a su pariente.
El anuncio del ángel
Para ahondar aun más en estas realidades espirituales, deberemos remontarnos una generación, hasta el padre de Yojanán, como versa: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías (Zejariá), del orden de Abías (Abiyá) […] Le tocó suerte, conforme a la costumbre del sacerdocio entrar en el Santuario del Señor a quemar el incienso […] Entonces se le apareció un ángel del Señor de pie, a la derecha del Altar del Incienso […] Pero el ángel le dijo: no temas Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; tu mujer Elisabet (Elisheba) te engendrará un hijo y le llamarás Juan (Yojanán) […] Y a muchos de los hijos de Israel les hará volver al señor su Dios. Y él mismo irá delante, en Su presencia, con el espíritu y el poder de Elías (Eliyá), para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y los desobedientes a la sensatez de los justos, a preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto. Y le dijo Zacarías al ángel: ¿en qué conoceré esto? […] El ángel le respondió: yo soy Gabriel, que estoy de continuo en la presencia de Dios, y he sido enviado a hablar contigo y a anunciarte estas buenas noticias. Y ahora vas a permanecer en silencio y sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por cuanto no has dado crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo” (Lucas/Nakai 1:5, 9,11,13, 16-20).
En nuestra larga cita nos llama la atención el lujo de detalles con el que es presentada la situación, comenzando por su ubicación histórica en relación al poder civil, siguiendo con los antecedentes sacerdotales del personaje e incluso de los de su esposa, quien es descrita como “una de las descendientes de Aarón” (ídem 1:5).
Zacarías toma su nombre del profeta זכריה Zejariá (lit. el Eterno ha recordado)15 y su esposa de la consorte del sumo Sacerdote Aarón, hermano de Moisés. Tampoco sabemos qué interés tuvo Lucas/Nakai en incluir detalles sobre el sacerdocio (כהונה kehuná) más propios de la Mishná que de un documento dirigido al funcionario griego Teófilo (véase Hechos/Ma’asim 1:1), detallando el orden al que pertenecía el personaje. Al respecto apuntaremos brevemente que existían veinticuatro órdenes16 entre las casas paternas (אב בת bet ab) de los descendientes de Aarón, como versa: “Y David con Sadoc […] los dividió según su orden en su servicio”17 (1 Crónicas/Divré Hayamim 24:3). De esta forma, cada cohén apto para el servicio tenía un tiempo fijado en el año para ministrar en el Bet Hamikdash (Templo Sagrado). Los Escritos nos relatan cómo Zacarías accedió ese día al servicio del כקטורת Ketóret (incienso) mediante sorteo (גורל goral). Dicha función era desempeñada dos veces al día: por la mañana, coincidiendo con la limpieza de las lámparas de la מנורה Menorá (Candelero) y por la tarde, en el momento de su encendido. 18 El texto también nos informa del orden al que pertenecía nuestro personaje: el de Abías. Que el cronista Lucas/Nakai nos aporte este dato (aparentemente superfluo) nos invita a buscar un sentido más profundo. Para empezar el nombre “Abías” (אביה Abiyá),19 significa “mi Padre es Ya”. Dicho apelativo aludiría a ז״א Zeir Anpín, quien es llamado “hijo de יה Ya” (véase, estre otros, Zohar Behar110a), esto es, de Jojmá (llamado אבא Aba), en correspondencia a la י Yod y de Biná (llamado אמא Ima) vinculado a la ה He. Unas realidades espirituales que tendrían su olam katán (micro-cosmos) en la venida al mundo del Mesías, conforme a lo dicho: “El Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios” (Lucas/Nakai 1:35, véase ídem 1:32).
En la lista de los veinticuatro órdenes, el de Abías ocupa el octavo lugar y, por ende, precede al noveno20 que es, ni más ni menos, que el de Yeshúa, como se declara: “Para Abías octava, para Yeshúa (ישוע Yeshúa) la novena” (véase 1 Crónicas/Divré Hayamim 24:10 y 11). ¡Que maravilloso remez (insinuación)! El rey David estableció un orden de casas paternas para el sacerdocio que era en sí mismo una profecía de la venida del “Hijo de David”, así como de aquel que habría de precederle preparando Su camino.
Un defecto en la fe
Siguiendo con nuestro relato, vemos como el anuncio del ángel parece ser recibido por Zacarías con cierto grado de escepticismo, como versa: “Zacarías le dijo al ángel: ¿en qué conoceré esto? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en días” (Lucas/Nakai 1:18). Y esta respuesta es difícil de entender, pues en el Tanaj se cuentan por multitud las mujeres estériles que concibieron de forma milagrosa, siendo ejemplo paradigmático Sará imenu, a quien su futura maternidad también le fue anunciada por medio de un ángel21 (véase Génesis/Bereshit 18:10).
Situémonos en la escena: un cohén es visitado por un ángel mientras realiza el servicio del ketóret en el templo Sagrado, éste le comunica que su esposa (pese a ser de avanzada edad) concebirá ¿y él pone la noticia en entredicho? No parece lógico. También llama nuestra atención que lo que más le sorprendiera no fuese que el futuro niño tendría “el espíritu y la virtud de Elías” (Lucas/Nakai 1:17) sino que él “era viejo y su mujer avanzada en días” (ídem 1:19). De hecho, las visiones en el interior del Santuario no eran para nada un acontecimiento novedoso; por ejemplo: la Guemará recoge un suceso similar en algunos aspectos, cuando Ishmael ben Elishá, Cohén Gadol, vio a יה אכתריא Akatriel Ya, el Eterno de los Ejércitos (un nombre de la Shejiná), también durante el servicio del ketóret22 (véase Berajot 7a).
Veámoslo más detalladamente: en hebreo la respuesta de Zacarías vendría a ser: “En qué (במה bemá) conoceré (אדע edá) esto (זאת zot)?” El pronombre interrogativo “ma” (¿qué?) es también un Nombre Divino, pues se corresponde con el Tetragrama expandido mediante א Álef:
tv utu tv suh
Tetragrama expandido: Ma
Dicho Nombre se corresponde con las seis sefirot de ז״א Zeir Anpín, siendo la gematria de Ma la misma que la de Adam, quien fue creado precisamente el sexto día:
145 = (40) ì+ (4) j + (1) ó
145 = (5) ä + (40) z
Son muchos los remazim (insinuaciones) que nos sugieren estos conceptos: por un lado “Adam” nos retrotrae aquí al Mesías, llamado “postrer Adam, (el) espíritu que da vida” (1 Corintios 15:45). La correspondencia con Zeir Anpín nos hablaría de Su labor mediadora entre lo Alto y lo bajo, como también se declara: “Hemos estudiado: Adam fue creado el sexto día, en el instante en que fu completado el Trono y se denomina «Trono», como está escrito (1 Reyes/Melajim 10:19): «el trono tenía seis gradas». Y por eso Adam fue creado en el día sexto, pues él (se vincula con Z”a)”23 (Zohar Tazriá 48a). Biná (entendimiento) constituye el Trono de Gloria (כסא הכבוד Kisé Hakavod) por lo que las seis sefirot de Z”a conforman las “seis gradas” de acceso al Trono. Y estas se corresponden con “Adam”, esto es, con el Mesías hecho hombre, conforme a lo dicho: “Hay un único mediador entre Dios (en el grado de Biná)24 y los hombres (a nivel de Maljut): el el Mesías Yeshúa hombre (adam)” (1 Timoteo 2:5).
Hasta aquí, la respuesta de Zacarías al ángel iría en consonancia con la asunción de estas realidades espirituales; pero vemos como el pronombre interrogativo מה ma va precedido del prefijo ב bet: (במה bemá). Su misma gematria (47) enfatizaría esta misma idea al ser la misma de אולי ulai (quizás):
47 = (10) y + (30) p + (6) g + (1) ó
Pues sobre el corazón de nuestro personaje planeó la sombra de la duda acerca de la consecución de la Gueulá (Redención): quizás sí o (jas veshalom) quizás no. Y la letra ב Bet, nos transporta a un ámbito de exilio, donde la “dualidad” (valor numérico de Bet) y no la unidad sería la tónica.
Y prosigue: “conoceré (אדע edá) esto (זאת zot)”. Como se verá a continuación, Zot es un nombre del Maljut, luego este “conocimiento” (דעת da’at) aludiría al GÑyז zibug (unión íntima) que habría de producir el Mesías en los mundos espirituales, una realidad que ya vendría implícita en la expresión אדע eda (conoceré), pues los mundos superiores estarían aquí representados por la letra א Álef, como expresión de unidad, mientras que la ע Áyin, de valor simple siete (70: 7 + 0 = 7), nos insinuaría los mundos de abajo en relación con Maljut, que es la séptima sefirá. Y en medio la ד Dálet que aludiría al Mashíaj, como la “puerta” (דלת délet) a la revelación de Divinidad, trayendo siendo el canal de bendición para el mundo, como nos insinúan esos cuatro (valor numérico de Dálet) ramales del río que sale del Edén (véase Genesis/Bereshit 2:10). De esta forma, la indecisión de Zacarías habría producido una merma en el grado de Maljut.
No deja de sorprendernos el paralelismo entre esta escena y un episodio de la vida de Abraham, como versa: “Y dijo (Abram): Señor (א-דני A-donai) el Eterno ¿cómo (במה bemá) sabré (אדע edá) que habré de asumir esto?” (Génesis/Bereshit 15:8). Sobre lo cual dijeron los rabinos: “Cuando Abraham produjo un defecto en la tierra (en alusión al Maljut) y Abraham preguntó: «¿cómo sabré?» se hizo necesario que nuestros antepasados descendieran a Egipto. Fue el defecto (producido por Abraham) en la fe, en la tierra de Israel (en alusión al Maljut) y el aspecto de los milagros, lo que dio como resultado que Ya’akob y sus hijos descendieran a Egipto” (Likutei Moharán 13:3). La vacilación en la respuesta a Dios del patriarca tuvo tremendas consecuencias para la Gueulá (redención), siendo la causa del peor de los exilios.
Los Escritos añaden: “Y he aquí que permanecerás mudo y no podrá hablar hasta el día en que esto sea hecho, ya que no creíste mis palabras” (Lucas/Nakai 1:20). “Mudo”, por cuanto dañó al Maljut, pues “Maljut es la boca (פה pe)” (Hakdamat Tikuné Zohar), y fue dicho: “Elías será para Mí por boca (pues) vendrá para condicionar todas esas dudas y a responderlas” (Zohar Tsav 28a). Y, como se dijo, la indecisión de Zacarías produjo una merma en este grado del Maljut, en ese “Reino de los Cielos”25 que estaba a punto de acercarse.
La tarea de Yojanán el bautista
Pasemos ahora a la siguiente generación para centrarnos en el personaje que nos ocupa: Yojanán Hamatvil (Juan el bautista). Al respecto los Escritos nos declaran: “Vino palabra del Señor sobre Yojanán hijo de Zacarías en el desierto” (Lucas/Nakai 3:2). Ya de entrada, llama nuestra atención la proximidad de los vocablos “palabra” (dabar) y “desierto” (midbar):
rcsn rcs
Midbar Dabar
Pues “midbar” puede ser entendido como la palabra (dabar) del Mesías:
jhan rcs
Mashíaj Dabar
Y dicho vocablo constituye además uno de Sus nombres, pues el Mesías es llamado “la Palabra” (Juan/Yojanán 1:14) y también “la Palabra de Dios” (Revelación/Jizayón 19:13), en referencia a Su manifestación a nivel de Maljut, como versa: “Su atributo de soberanía es llamado «la Palabra de Dios», como en el pasuk (Eclesiastés/Kohelet 8:4): «Dondequiera la palabra del rey rige» (Iguéret Hateshubá 4).
La solución de continuidad entre nuestro personaje y su pariente Yeshúa quedaría ilustrada por la siguiente declaración: “En aquellos días vino Yojanán el bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado” (Mateo/Matai 3:2); en correspondencia con esta otra: “Desde entonces comenzó Yeshúa a predicar diciendo: arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado” (Mateo/Matai 4:17). Y además de solapar sus discursos, vemos como los dos primeros discípulos del Maestro procedían de las filas de Yojanán, como versa: “Y le oyeron sus discípulos hablar y siguieron a Yeshúa” (Juan/Yojanán 1.37).
Cuando el Bautista vio por primera vez a su pariente dijo: “He aquí el Cordero de Dios” (ídem 1:36), y los Escritos recogen numerosos ejemplos a este respecto, evidenciando que nuestro personaje dio público testimonio de la condición mesiánica de Yeshúa. Por ello, a priori no acabamos de entender por qué en un momento de su vida albergó ciertas inquietudes sobre este hecho, como versa: “Y envió a Yeshúa diciendo: ¿eres Tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?” (Lucas/Nakai 7:20). A lo que el maestro respondió: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen…” (ídem 7:22).
Como se dijo: “Fue el defecto (producido por Abraham) en la fe, en la tierra de Israel (en alusión al Maljut) y el aspecto de los milagros, lo que dio como resultado que Ya’akob y sus hijos descendieran a Egipto”. La duda del “mensajero” del Mesías también produjo un “defecto en la fe”, que es precisamente “el aspecto de los milagros”, y de ahí la respuesta de Yeshúa, donde los milagros constituyen la “rectificación” del aspecto mermado de la fe, como también se declara. “aunque a Mí no me creáis, creed las obras” (Juan/Yojanán 10:38). Un defecto en la fe que, como veremos, nos vendría ya insinuado por el mismo nombre del personaje: “el Bautista” (Hamatvil):
khcynv
Hamatvil
En principio, esta palabra nos ilustraría sobre la abnegación y humildad del personaje, pues טבילה tebilá son las mismas letras de הביטול habitul (auto-anulación)” (Sidur HaRebe, Kavanat Hamikve), y esto conforme a lo dicho: “Es necesario que Él crezca, y que yo mengüe” (Juan/Yojanán 3:39).
A tenor de lo referido en los Escritos, la única vez en que Yeshúa y Yojanán se encontraron fue con ocasión de la tebilá del primero,26 como fue dicho: “Entonces Yeshúa vino de Galilea a Yojanán al Jordán para ser bautizado por él” (Mateo/Matai 3:13).
Y vemos como la expresión “hamatvil” nos insinúa ya esta realidad al ser leída como “tebilá Mashíaj” (la tebilá del Mesías):
jhan vkhcy
Tebilá Mashíaj
Pero aquí la palabra “tebilá” estaría escrita de forma carente, al faltar la letra י Yod. ¿Qué nos indicaría esta carencia y qué relación tendría con el citado “defecto en la fe”?
Yojanán predicaba “el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados” (Lucas/Nakai 1:3); por ello, no es fácil entender por qué Yeshúa, Quien era un צדיק גמור Tsadik Gamur (Justo perfecto) quiso someterse a dicho ritual. De hecho, ni tan siquiera Su pariente lo entendió, y en su perplejidad le dijo: “Yo necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí? (Mateo/Matai 3:14). Y ¿cuál fue la respuesta de Yeshúa? “Nos conviene cumplir toda justicia” (ídem 3:15). Quizás sea en estas escuetas palabras donde podamos hallar respuesta a las cuestiones planteadas: “toda” (en hebreo כל kol) es un nombre del Yesod (véanse, entre otros, Zohar Tsav 46a, Pinjás 255a) y “justicia” (en hebreo צדק tsédek), alude a Maljut. En este sentido, debemos entender la tebilá de Yeshúa como una expresión de זיווג Zibug (unión) entre א”ז Zeir Anpín y מלכות Maljut. Y esta acción del Mesías abriría para nosotros nuevos significados de la inmersión en la mikve (baño ritual), pues Dios mismo es llamado “la מקוה mikve27 de Israel” (Jeremías/Yermeyá 17:13), y nuestra tebilá hecha en el nombre del Mesías (véase Hechos/M’asim 2:38), supone ser “revestidos” de Él, esto es, del Espíritu del Mesías a manera de luz envolvente (מקיף אור or makif), como fue dicho: “Pues todos los que habéis sido bautizados en el Mesías, del Mesías estáis revestidos” (Gálatas 3:27).
1 Véase Éxodo/Shemot 34:33.
2 Pues dicha expresión forma parte de la promesa de Dios hecha a Ya’akob (véase Génesis/Bereshit 48:19), quien es Israel y no es asimilable a una situación donde las naciones campan espiritualmente a sus anchas, rechazando cualquier tutela o instrucción de Israel.
3 Ya que el cumplimiento de la promesa que el Eterno dio Abraham podría tener dos posibles cumplimientos: uno vinculado al Cielo y otro a la tierra, como se declara: “Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del Cielo y como la arena del mar” (Génesis/Bereshit 22:17). Y sobre esto dijeron los Sabios: “Este pueblo se parece al polvo y a las estrellas: cuando se hunde, se hunde hasta el polvo, y cuando se eleva, se eleva hasta las estrellas” (Meguilá 16a).
4 Resulta significativo que estas “Nubes de Gloria” ( ענני הכבוד Anané Hakavod) sean interpretada por Shaúl como el equivalente a una מקוה Mikve, como versa: “Y en Moisés todos fueron bautizados en la nube” (1 Corintios 10:2).
5 Según lo esrito: “y pondrás el incienso sobre el fuego ante el Eterno, para que la nube (ענן anán) cubra el propiciatorio que está sobre el Arca” (Levítico/Vayikrá 16:13). Y también: “El Sumo Sacerdote no veía la Shejiná cuando entraba (al Santísimo), sino que esta nube descendía, y cuando descendía llegaba hasta la cubierta” (Zohar Ajaré Mot 59a).
6 Ilustración del “Meam Loez”, Constantinopla 1733.
7 “Unir” (קשר kasher) de קשר Késher (nudo).
8 Sobre el uso de dicho término en un contexto mesiánico, véase el final del piyut נשמת כל חי Nishmat Kol Jai (Sidur: shajarit shel Shabat/yom
tob/Séder shel Pésaj), cuya autoría atribuyen algunos textos rabínicos a שמעון כיפא Shimón Kefa (véase, entre otros, Midrash Hagadá), quien habría escrito también el piyut de Yom Kipur Eten Tehilá.
9 Como también se declara: “El Rey Mesías, Quien es llamado por el Nombre del Santo, Bendito sea” (Zohar Lej Lejá 93b, sobre el pasuk: «¡Como el Eterno vive! Recuéstate hasta la mañana» Rut 3:13).
10 Nótese como el vocablo קריות Keriot (Iscariote) contiene la palabra קרי keri (polución), lo que ya nos hablaría algo que es impuro y réprobo.
11 Véase Yosef Klausner.
12 Además de otras muchas como: recurrir, dirigirse, mirar, emprender o partir.
13 Como denota la expresión “talón” (עקב ékeb).
14 Malají 3:23 y 24 en el Tanaj.
15 Resulta como menos significativo, que dicho profeta fuese el encargado de alentar al Sumo sacerdote Yehoshúa (quien también es llamado
Yeshúa) en la restauración del Templo de Jerusalén, pues dicho personaje es presentado alegóricamente como un tipo profético del Mesías (véase
Zacarías/Zerjayá 3:6-9).
16 Dicha cifra coincidiría además con el número de permutaciones del nombre ישוע Yeshúa: 4! = 24.
17 Dieciséis de los hijos de Eleazar y ocho de los de Itamar ocho, total veinticuatro (véase ídem 24:4).
18 Como versa: “La mitad (del incienso) por la mañana y la otra mitad por la tarde” (Keriot 6a, Yerushalmi Yoma 4:5).
19 La expresión אבי Abi, denota “querer”, como en el pasuk: “Pero el Eterno tu Dios no quiso” (Deuteronomio/Debarim 23:6).
20 Pues el noveno (ט tet) es טוב tob (bueno) y “el bien viene del Tsadik” (Zohar Bejukotai 115b).
21 Nótese el gran paralelismo de la frase con 2 Reyes/Melajim 4:16.
22 Si bien en esta ocasión fue en el interior del Santo de los Santos durante el día de Kipur.
23 Como versa: “Adam, que es el aspecto masculino inferior Z”a” (Zohar Tsav 47a).
24 Pues Biná es llamado YHVH vocalizado como Elokim. Sobre la relación entre Biná y el nombre Elokim véase Sha’aré Orá 80a.
25 “Pues ella (Maljut, en referencia a la segunfa He del Tetragrama) se denomina Reino de los Cielos” (Zohar Tsav 29a).
26 Y también al día siguiente (véase Juan/Yojanán 1:35).
27 Traducido como “esperanza”, al tratarse del mismo vocablo.